Las mujeres ancianas, sobre todo las pertenecientes a tribus o minorías étnicas, sin saber mucho el porqué, siempre me han fascinado. Veo en ellas a una mujer terrenal, femenina y fuerte. Me encanta la manera que tienen de vivir con tanto empuje, llevando una gran historia y vida, en pieles y espaldas. Me transmiten coraje, capacidad y sabiduría. Mujeres que a día de hoy después de cumplir 90 años aún siguen siendo jóvenes. Mujeres fuertes y a la vez débiles y vulnerables, que se acurrucaron como buenamente pudieron entre las vicisitudes que les brindó la vida y entre ellas mismas, y que hoy con todo eso vivido, aún viven, con todo. Para mi ¡Son aliento de vida!
Algo así como cuando escuchas a tu abuela y al observarla detenidamente empiezas a sentir sin saber muy bien cómo, toda su vida, su experiencia y su sabiduría. Sientes a toda su mujer, no sabes muy bien que es, pero te sientes de alguna manera muy cercana a ella desde un lugar diferente al de nieta. Es vuestra naturaleza inherente de mujer y empatizas con ella desde un lugar profundo de tu ser, sientes sus luchas, sus frustraciones, sus amoríos, sus aventuras de juventud y de niñez. Por un segundo no sois abuela y nieta, la ves con otros ojos, sois dos mujeres compartiendo experiencias de vida, nutriéndoos y aprendiendo la una de la otra. Y todo eso pasa en un segundo o dos y tu mente racional no alcanza a asimilar toda esa información hasta un tiempo después, pero tu corazón, sin embargo, la siente y capta al momento.
Cuando viajaba me gustaba oírlas, verlas, mirarlas, observarlas; me preguntaba como habrían sido sus vidas, con su marido, con sus hijas/os, como habrían sido de pequeñas, ¿Fueron a la escuela? ¿Decidieron casarse o se les obligó? ¿Cómo serian de jóvenes? ¿Tendrían festividades que recordar? ¿Habrían sido felices?. Me hubiese encantado haber podido hablar con ellas y preguntarles todo lo que me venía a la cabeza, empaparme de su compañía, cocinar juntas y aprender las unas de las otras.

Ahora escribiendo y recordando estos momentos, me observo, y veo en mí una admiración profunda hacia la mujer y su historia. A la mujer que todas somos y a nuestra historia común, independientemente de razas, credos, sociedades, o clases sociales, hay algo que nos une en lo profundo a todas y es el ser mujer. Ese ser mujer que comprende, conecta y empatiza más allá de nuestros gustos o vivencias, esa parte esencial que nos ayuda a ver a la mujer que tenemos delante como una igual, esa verdad interna que nos une a todas en lo profundo.
Este proyecto es una oda al ser mujer, una oda a todas y cada una de las mujeres de la faz de la tierra, y que quiere recopilar diferentes tipos de recursos, para que la mujer, entendiendo el término mujer como todas nosotras, nos reconciliemos con el ser mujer, nos unamos y recuperemos nuestra salud y nuestro bienestar propios.
We Are All The Same Tribe
Bienvenida